En la base de la sierra, entre los 300-450 m de altitud, se encuentra ocupado por el dominio del Coscojar – Espinar con Sabina Albar (Juniperus thurifera) que aparece acompañado de la sabina negral (Juniperus phoenicea) y el enebro o “chinebro” (J. oxycedrus). Hasta aproximadamente los 800 m. la sierra comprende el dominio del coscojar continental con pino carrasco (P. halepensis), excepto en algunas zonas de umbría, a partir de los 500 m, donde encontramos el dominio del Carrascal (Quercus ilex sp.) con algunos ejemplares de Cajicos (Quercus faginea).
El topónimo de Alcubierre, descrito por Bienvenido Mascaray, proviene de la lengua prerrománica ibera, es Alkuberex cuyo significado es “lomas o colinas separadas”. La sierra ha proporcionado a las poblaciones cercanas principalmente mayores cosechas, mejores pastos para el ganado, abundante piedra “campanil” para la construcción, barro para las tejas, yesos, cal, plantas medicinales y leña y carbón vegetal para cocinar y calentarse. Abundaban los rebaños de cabras, mejor adaptados al abrupto relieve, y su leche constituyó un alimento básico para las gentes del lugar. Los campos de secano eran y son sembrados de cereales de invierno y suelen permanecer en barbecho cada cierto tiempo, en sus márgenes abundan las almendreras. Las casetas de campo servían de vivienda la gran parte del año y muchas aparecen con las cuadras construidas junto a las casetas. Las casetas, llamadas popularmente “aldeas”, hoy en día se encuentran derruidas, atestiguando un pasado de vida que ha desaparecido y que se está olvidando, al igual que los vestigios de pozos, balsas y balsetes que se van enterrando y destrozando al encontrarse abandonados y desprotegidos.
Antiguamente la sierra de Alcubierre fue lugar de paso, el viejo camino a Zaragoza desde Sariñena, que pasaba por el barranco de “Val Zaragoza” dirección hacia Farlete, atravesando la sierra por la falda de la ermita de San Caprasio. Permanece de testigo “La torraza” de Farlete, del siglo XV, que servia para defender el camino del bandolerismo. Celebres fueron las andanzas de “El bandido Cucaracha”, quien posiblemente trabajó como carbonero en la sierra, antes de echarse al monte y forjar una leyenda que ha trascendido hasta nuestros días.
La masa forestal antiguamente se extendía mucho más que hoy en día, cuentan que los lobos llegaban hasta el mismo pueblo de Leciñena, escondiéndose entre el arbolado. La toponimia testimonia la antigua presencia del lobo, es el caso del paraje de Cantalobos que da nombre al pueblo de colonización ahí situado, o “Val de Lupo”, donde “Val” es la forma aragonesa de denominar a los valles, o barrancos, y “Lupo” es la denominación de lobo en latín. En el segundo Inventario Forestal Español encontramos la referencia a la sierra de Alcubierre que refleja que la sierra mantiene restos de encinares, con algún cajico, entre la densa masa de pino carraco (P. halepensis), coscojas y sabinas. En los valles tabulares es donde se conserva mejor la vegetación, lejos de la salinidad, la sequía y el ganado, en está sierra, límite del subdesierto.
Posiblemente el carboneo produjo una gran deforestación de la sierra en el siglo XVIII, en palabras del naturalista Jordán de Asso “esta cordillera estuvo muy poblada de pinares y carrascales, que suministraban abundante materia para carbón, pero hace algunos años que los cortes hechos incontroladamente han disminuido en gran parte aquellos bosques”. Pero es en el siglo XIX cuando la sierra sufre la mayor deforestación, debido a la expansión de la agricultura, el pastoreo y la necesidad de abastecimiento de leñas. George Orwell en “Homenaje a Cataluña”narra su estancia en el frente de Aragón, en las trincheras de la sierra de Alcubierre, donde resalta que no encontraban leña para calentarse. Pascual Madoz escribió, en su Diccionario Geográfico–Estadístico–Histórico de 1845-1850,“Es indudablemente la montaña mas árida y despoblada de España”.
En la segunda mitad del siglo XX la sierra es objeto de numerosas repoblaciones, repoblaciones asociadas a la protección del suelo y mejora del medio ambiente. Entre los años 1950 y 1960 la superficie repoblada en la parte oscense es de unas cuatrocientas hectáreas y desde 1970 la superficie fue entorno a las mil hectáreas de pino carrasco (P. halepensis). El resultado han sido unas repoblaciones frágiles y no integradas correctamente. Los pinares se encuentran muy afectados por el muerdago (Viscum album), pero se observa regeneración de los pinares, especialmente de pino carrasco, brotan sabinas albares y negrales, enebros, carrascas y cajicos. Excepcionalmente aparecen majuelos (Crataegus monogyna), olmos (Ulmus minor) espinos (Rhamus lycioides), aladiermo (Rhamus alatermus)… y en los suelos abundan la pinaza, la hojarasca, con suelos cubiertos con gayuba (Artostaphylos uva-ursi), musgos y líquenes. En definitiva la sierra de Alcubierre resiste en un medio adverso, árido y evoluciona lejos de la gran presión que la actividad antrópica ha ejercido durante siglos, buscando un necesario equilibrio que le permita alcanzar un estado natural maduro, su propia vegetación climática, su vegetación clímax.
Joaquín Ruiz Gaspar
Bibliografía:
– Árboles y arbustos de Los Monegros. Jorge Serrano Bolea.
– Comarca de Los Monegros. Colección Territorio 16.
– Ecología de Los Monegros. César Pedrocchi Renault.
– Francis Chauvelier. Colección de estudios altoaragoneses, 34.
– Fauna de una sierra en Monegros. Jorge Serrano Bolea.
– La repoblación forestal en la provincia de Huesca y sus impactos geográficos.
– Red Natura 2000 del Gobierno de Aragón.
– II Inventario Forestal Español.