La fuerza del agua y del viento son elementos moldeadores del paisaje, como tales la erosión y sedimentación deja sus huellas por doquier, pero de maneras caprichosas.
Cuando la naturaleza del terreno es diferente en cada estrato, sólo los más fuertes resisten. Las rocas calcáreas, lutitas, areniscas se combinan en formaciones capaces de tocar el cielo y de cortar el viento a la vez.
Esta jornada pretende dar a conocer un rincón en el cual nuestros antepasados árabes, romanos y del medievo lo eligieron como hogar. ¿Qué vieron aquí?, ¿Porqué tantas culturas en un mismo sitio? ¿Porqué hasta las aves parecen mirar recelosas nuestra presencia?. Preguntas sin resolver para un rincón indómito, señalado por la Historia y por la Naturaleza.
Por el camino decidimos subir a nuestra cita con la Historia reconociendo el el cástillo de Gabarda. Baluarte defensivo casi inexpugnable, que se alza en la cima de lo que aquí se denomina “Torrollón”. Este castillo ha sido investigado por el catedrático de historia medieval de la universidad de Toulouse Phillipe Sènac.
A grandes rasgos, Se observa una temprana fase de ocupación romana (posiblemente alto Imperio), seguida de un abandono de varios siglos. Posteriormente, en época andalusí se reanuda la ocupación, pasando a formar parte del entramado defensivo musulman de la sierra de Gabarda (Alberuela, La Iglesieta, Castillo de Gabarda, etc..), que a su vez también protegian a la madina de Wasqa de posibles ataques de origen sur.
Tras la conquista cristiana ( Pedro I, año 1104), El castillo de Gabarda se convierte en Tenencia, es decir, pasa a manos de un noble cristiano aragones, que lo administrará y conservará en nombre del monarca.
En la cima, nos encontramos con una serie de cavidades y espacios, excavadas a modo de dependencias del castillo, que protegían a la guarnición de los elementos climáticos.
A sus pies se establece también una pequeña población. Pero lo agreste del terreno, y posiblemente la cercania de zonas más aptas para el cúltivo, así como el traslado de la “extremadura” (tierra de frontera), hacen que no muchas décadas mas tarde, se abandone definitivamente este rincón único, dejándolo a merced de los elementos pero siempre vigilado por el buitre leonado (Gyps fulvus).
…ocupado por los abejarucos (Merops apiaster),
reconquistado por espartales (Lygium spartum) con alguna retamas (Retama sphaerocarpa), …
retama loca (Osyris alba),…
tomillares (Tymus vulgaris), escambrones ( Ramnus lycioides), higueras (Ficus carica) entre las arensicas, ortigas (Urtiga dioica) en lugares imposibles e inaccesibles,
madreselvas (Lonicera etrusca), manzanillas (Santolina chamaecyparissus), ruscos ( Ruscus aculeatus), candileras en flor (Phlomis lychnitis), etc.
Y nosotros, ante tal demostración de belleza hisórica y natural sólo podemos observar y disfrutar…
Un rincón elegido por Naturaleza e Historia: La Sierra de Gabarda,